Aquí está mi reflejo. Siente cómo abre una rendija por donde se escapa la luz y lanza allí, en ese flujo coloidal, palabras sin significado aparente que acarician o golpean el hipotálamo; y más tarde, cuando el sol se desliza detrás del contorno impreciso de la tierra, se desvanecen entre las sombras de los intrincados bosques dendríticos. Se escapan. Así son los espejismos.

lunes, 19 de marzo de 2012

La decisión del Sol


         
Decidir siempre es difícil, más aún, cuando se quiere todo.

Un día como hoy, no muy distante en el tiempo, se realizó en el bosque una importante asamblea. A ella asistieron representantes de cada uno de los componentes de la naturaleza.  El Aire marcó su presencia con su suave aroma de hierbas, mientras  que el Agua, muy divertida, hizo su aparición con su relajante sonido. Un poco más tarde llegaron los Animales y las Plantas, argumentando toda clase de escusas, y por último el Suelo, el cual iba impregnando a todos con sus pequeñas partículas.
Llegada la hora  apareció el Sol, levantándose con elegancia sobre el horizonte, y dijo lo siguiente:
-  Estamos aquí reunidos para resolver una situación cada vez más alarmante. El hombre, señor que reina sobre nosotros, está en grave peligro, es posible que su descendencia perezca. Debemos encontrar la manera de salvarlo. Las decisiones que se han de tomar requieren de mucho valor, fortaleza, pero sobre todo amor. Quiero escucharlos.
Entonces habló el Aire:
- He acompañado al hombre desde el principio de los tiempos, sin mí no sería posible su vida, le proveo el oxígeno que necesitan todas sus células. Pero debo advertir que esta labor se me hace cada vez más difícil. Me siento muy pesado y ennegrecido, y créanme, hago todo lo posible para hallar la forma de sacudir todas esas partículas sucias y pegajosas, pero no lo consigo. Siento mucho que mi esencia enrarecida llegue a sus pulmones y hasta por mi causa muera.
Se oyó un leve murmullo. 
Seguidamente se manifestó Agua:
- Soy fresca, divertida… nunca soy la misma, me gusta correr y alimentarme de la lluvia. Satisfago al hombre que quiera tenerme, su sed, su higiene y hasta su paz interior; pero debo admitir, al igual que el Aire, que es cada vez más complicado hacerlo, no sólo porque cada día estoy más sucia, sino también, porque mi cauce está disminuyendo, ¡La lluvia ya no me visita con tanta frecuencia!  En verdad, no sé qué hacer para remediarlo, ¡hasta las rocas han sobrepasado su capacidad de purificarme!
Esta vez hubo un gran alboroto el cual silenciaron las Plantas con su intervención:
- ¿Qué más podemos hacer nosotras? Engalanamos su casa con nuestras formas y colores, perfumamos su entorno, le damos nuestros frutos que les sirven de alimento y medicina, le damos sombra cuando hace calor, y cuando esto ya no es suficiente, nos cortan y construyen su lugar de abrigo y calientan su casa en invierno. ¡Ah!, se me olvidaba… también ayudamos al aire a mantenerse limpio y fabricamos el oxígeno que transporta, pero cada vez somos menos… y entonces, ¿Qué podemos hacer para cumplir nuestra misión? ¡estamos desapareciendo!
Inmediatamente se levantó un león en representación de sus compañeros del Reino Animal:
- Me parece que las cosas deberían verse como son. Nosotros que competimos con los humanos por el espacio, también le servimos. Formamos parte de su alimentación, decoramos su vivienda y algunas veces usan nuestras pieles para cubrirse del frío; con nosotros aprenden y se divierten y algunos de nosotros lo ayudamos a hacer su trabajo. Adicionalmente, cuando morimos, enriquecemos el suelo para hacerlo más productivo. ¿Será posible que podamos seguirle ayudando?, nosotros también estamos desapareciendo, nos cazan, nos encierran, acaban con nuestros refugios y con nuestro alimento.
Hubo un gran silencio. Finalmente el Suelo expresó su preocupación. 
Me temo que tarde o temprano no podré seguir sosteniéndolos, ¡cada día son más! He sido muy feliz al ver que he podido ser útil, pero siento que mis fuerzas se agotan, me estoy quedando desnudo,  cada vez más sediento y resquebrajado ¿Qué puedo hacer yo en estas condiciones? ¿Cómo darle a las nuevas plantas la energía que necesitan para que sigan produciendo alimentos y oxígeno? No tengo respuesta.
El Sol se detuvo a pensar, con ánimo impasible, en todas las cosas que  escuchó. De pronto, la intensidad de su luz se elevó alargando sus rayos, pero con la misma rapidez volvió a apagarse. Entonces declaró:
- Como vigilante del bienestar de la raza humana, me siento obligado a continuar con mi tarea, pensé por un momento que la causa del problema estaba en ustedes, pensé que ya no querían cumplir su misión. Sin embargo, me encuentro con esta triste realidad. Si no hacemos algo pronto, el hombre nos destruirá y se destruirá a sí mismo, y será muy tarde cuando despierte de su sueño…

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