Aquí está mi reflejo. Siente cómo abre una rendija por donde se escapa la luz y lanza allí, en ese flujo coloidal, palabras sin significado aparente que acarician o golpean el hipotálamo; y más tarde, cuando el sol se desliza detrás del contorno impreciso de la tierra, se desvanecen entre las sombras de los intrincados bosques dendríticos. Se escapan. Así son los espejismos.

viernes, 26 de octubre de 2012

Ciclo hidrológico



Somos vapor que se funde y se condensa
en una gota que resbala por el cuerpo,
y vuelve a ser vapor para continuar su camino

Siempre agua, no otra cosa,
que se eleva ligera  y espontánea con las caricias del sol
hasta aquel lugar que habitan los glaciares

Allá arriba, dónde los sueños son reales,
 somos dos gotas que se han vuelto nube;
nos abrazamos fuerte esperando ser lluvia




lunes, 15 de octubre de 2012




Quiero un corazón sin sello,
un corazón bañado de mar,
un corazón de chocolate,
un corazón sin contorno,
un corazón de fuego,
un corazón con polvo de estrellas,
un corazón con ritmo de jazz.

Sí,  eso quiero, y ustedes también.
Pero el mundo es de hierro y concreto, golpea lo blando hasta lograr una hiperqueratosis que deforma el alma hasta que toca el infierno.

No quiero un corazón del Ártico,
un corazón contaminado,
un corazón que se oculta,
un corazón sin ancla,
un corazón estático,
un corazón craquelado,
un corazón de piel de naranja.

No, así no lo quiero, y ustedes tampoco.
Pero el mundo es de hierro y concreto, y entre sus sombras lo acoge, tal vez se levante un día, se lave con lágrimas y se eleve al cielo.

viernes, 12 de octubre de 2012

Monserga





            Son las 6:00 pm de un lunes con pinceladas de silencio. Allí estás tú frente a mí, inerte, con esa epidermis erizada que detesto porque me deforma. Me dispongo a ir más allá de esa piel blanca y flácida sabiendo que no te opondrás. Al hacerlo, descubro una de color más intenso, húmeda y suave al tacto. Mis manos resbalan por esa carne lubricada recordando otras sensaciones tan cotidianas como ésta, cotidianas sí, aunque placenteras cuando se tiene mesura. Toma un vaso de agua, dos, tres… el primero quita la sed y deja una sensación de bienestar en la garganta, el cuarto es una tortura. Abro tus piernas hasta el extremo y penetro la cavidad que queda al descubierto; está llena de músculos, huesos, vísceras… Ah, allí está tú corazón, lo siento en mi mano, lo aprieto con fuerza,  lo extraigo con todo y sus arterias para luego arrojarlo a la basura. Un corazón que no late es inservible; al menos tu cuerpo sirve para alimentar el mío 3 o 4 veces por semana. Es lo mismo siempre, después de cortarte en pedazos irás al horno. Que alivio es no tener que sumergirte en agua caliente y arrancarte las plumas como lo hacía mi abuela. El lunes sigue con su silencio y su tristeza, mañana será otro día, será otra cosa.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Un océano en la ciudad



¿Sabes?  Aún visto de azul; los peces discurren en el ruedo de mi falda bordada de corales. Los cangrejos tamborilean sobre las piedras mientras espero el cambio de luz.  Un caracol se ha metido en mi oído para sentir los latidos amordazados que retumban en cada ocaso. El viento juega con mi vestido levantando un oleaje emancipado que muere en la playa. 

¿Sabes?  El tráfico se vuelve rutina al igual que el smog, por eso olvido que el tiempo gotea y que mis pulmones se agrietan. De nuevo la brisa, los peces se alborotan en ese borde entre corales, y pienso, el azul no sabe convivir con éste ruido de cornetas, motores, gritos.  Vivimos entre sombras, por eso insisto en el oleaje mientras voy por la ciudad.