La navidad es verde y es azul; siempre verde y azul con pizcas de color.
Sin el pino moteado de nostalgia, ¿cómo
sería? Pero el aire turbio lo cambia
todo. Se apagaron mil luces en el valle, la montaña es un muro. Ahora las fiestas
son gris pizarra y no hay borrador. Las gaitas suenan anacrónicas, Paradura infinita. Diciembre se proyecta como un
mes de alegría y abundancia compartida, pero también hay dolor, hay gente
enferma, muerte, familias rotas, carencias e infamias. Este año 2013 le ha
abierto la puerta a la incertidumbre y esa puerta está llena de sombras. ¿Acaso
se ha perdido la llave de la esperanza? Busquemos agua limpia, cantemos bajo la
lluvia, hay que adorar al Niño que viene desnudo colgado de una estrella. Donde
se apaga una luz, hay que encender 12 velas. Debemos cuidar el bosque, proteger
sus retoños: no queremos un suelo estéril, ni bambalinas huérfanas.
¡Feliz Navidad!