Aquí está mi reflejo. Siente cómo abre una rendija por donde se escapa la luz y lanza allí, en ese flujo coloidal, palabras sin significado aparente que acarician o golpean el hipotálamo; y más tarde, cuando el sol se desliza detrás del contorno impreciso de la tierra, se desvanecen entre las sombras de los intrincados bosques dendríticos. Se escapan. Así son los espejismos.

domingo, 5 de agosto de 2012

RELATO SIN FECHA DE ENTREGA




           Solo tú conoces como fluye su danza ligera entre las piedras del río, al compás de un vals de Strauss, sin detenerse, sin regresar. La fuente se desborda porque llueve, e inunda todos los sentidos, perplejos de tanto estímulo. El marco de tu ventana es el mundo, todo se mueve en el estático paisaje, mientras las notas estallan al ritmo de los ciclos que retornan y que a veces se rompen convirtiendo el vals en un desaforado jazz de Coltrane. Eres un espejo empañado por tu respiración, la que, llegado a un punto apagas para escuchar mejor la melodía externa. Tu sistema se integra al río, ambos intercambian materia, bailan como lo hacen los amantes, ese nudo es inconsciente; pero tú despiertas y miras y tratas de comprender, de distinguir el vals donde suenan los violines y  el jazz donde el piano dialoga con el saxo. Abres el foco en el jazz, allí dónde las relaciones son complejas, disonantes, sorpresivas, un conjunto de soledades atadas con un hilo de nylon. Tratas de sentirlo, luego  de reflejarlo, letra por letra; es un río con piedras y su danza ligera se pierde en el mar.

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