calas blancas en
mi cuerpo
y salgo a enfrentar
los fusiles, los cascos y botas vacías.
La esperanza
dialoga con el miedo y lo vence
entre perdigones
y lacrimógenas
lo vence.
Mis calas
blancas flotan
en un mar de
retoños de acero
nadie los creyó
tan fuertes
nunca tan
valientes.
En sus consignas,
el grito de todos
el silencio de
todos.
Madres y abuelas,
rosario en mano,
rezan por los
retoños
que se aglomeran en las calles
claman sin descanso en una esquina
que se aglomeran en las calles
claman sin descanso en una esquina
debajo de un araguaney que se adelantó a la primavera.
Rezan
Rezan
por los que
viven y por los muertos,
por los
desaparecidos y por los presos,
por los
torturados, ellas rezan.
Las veo y cuelgo
calas blancas en
sus ojos
para recoger sus
lágrimas
y regar con ellas
el temor y la poca fe de otros.
el temor y la poca fe de otros.
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