Aquí está mi reflejo. Siente cómo abre una rendija por donde se escapa la luz y lanza allí, en ese flujo coloidal, palabras sin significado aparente que acarician o golpean el hipotálamo; y más tarde, cuando el sol se desliza detrás del contorno impreciso de la tierra, se desvanecen entre las sombras de los intrincados bosques dendríticos. Se escapan. Así son los espejismos.

viernes, 28 de marzo de 2014

Entre barricadas



Cuelgo
calas blancas en mi cuerpo
y salgo a enfrentar los fusiles, los cascos y botas vacías.

La esperanza dialoga con el miedo y lo vence
entre perdigones y lacrimógenas
lo vence.

Mis calas blancas flotan
en un mar de retoños de acero
nadie los creyó tan fuertes
nunca tan valientes.

En sus consignas, el grito de todos
el silencio de todos.

Madres y abuelas, rosario en mano,
rezan por los retoños
que se aglomeran en las calles
claman sin descanso en una esquina
debajo de un araguaney que se adelantó a la primavera.
Rezan
por los que viven y por los muertos,
por los desaparecidos y por los presos,
por los torturados, ellas rezan.

Las veo y cuelgo
calas blancas en sus ojos
para recoger sus lágrimas
y regar con ellas
el temor y la poca fe de otros.

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