Gaia, padecemos tu enfermedad, se manifiesta en cada
uno de nosotros de forma distinta porque somos criaturas sin molde. Te inyectamos
el veneno que luego tragamos, porque tú eres una con nosotros; pero no sentimos
tu dolor, lo creemos ajeno.
Nuestras
raíces se han desprendido de tu suelo para navegar sobre la dureza del concreto
hacia un futuro incierto. Una niebla de deseo nos cubre el pensamiento y nos
soñamos dioses, nos multiplicamos sin límites, así como todas las cosas que
surgen de nuestras manos. Nos creemos cada vez más mundo y somos cada vez más
miseria.
Te
quitamos la vida a pedazos, sabes que pronto quedarás vacía, sin agua, sin
animales, sin árboles, con la piel deshidratada, porque como nosotros, tienes
un cuerpo finito y palpable que creemos invencible. Todo en este mundo es frágil. Te lamentas y nadie te
escucha, llueves e inundas hasta convertirte en sequía y nadie comprende que si
un día mueres, nos vamos contigo.
GAIA,
nos creemos más mundo y somos cada vez más miseria.