¿Sabes? Aún visto
de azul; los peces discurren en el ruedo de mi falda bordada de corales. Los
cangrejos tamborilean sobre las piedras mientras espero el cambio de luz. Un caracol se ha metido en mi oído para sentir
los latidos amordazados que retumban en cada ocaso. El viento juega con mi vestido levantando un oleaje emancipado que muere en la playa.
¿Sabes? El
tráfico se vuelve rutina al igual que el smog, por eso olvido que el tiempo
gotea y que mis pulmones se agrietan. De nuevo la brisa, los peces se
alborotan en ese borde entre corales, y pienso, el azul no sabe convivir con
éste ruido de cornetas, motores, gritos. Vivimos entre sombras, por eso insisto en el oleaje mientras voy por la ciudad.
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ResponderEliminarUn océano interno que se desliza suavemente hacia la costa.
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