Quiero un
corazón sin sello,
un corazón bañado de mar,
un corazón de
chocolate,
un corazón sin contorno,
un corazón de
fuego,
un corazón con polvo de estrellas,
un corazón con ritmo de jazz.
Sí, eso quiero, y ustedes también.
Pero el mundo es
de hierro y concreto, golpea lo blando hasta lograr una hiperqueratosis que
deforma el alma hasta que toca el infierno.
No quiero un
corazón del Ártico,
un corazón contaminado,
un corazón que
se oculta,
un corazón sin
ancla,
un corazón
estático,
un corazón craquelado,
un corazón de piel de naranja.
No, así no lo
quiero, y ustedes tampoco.
Pero el mundo es
de hierro y concreto, y entre sus sombras lo acoge, tal vez se levante un
día, se lave con lágrimas y se eleve al cielo.
Descansa el corazón, contando su pasión.
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