Vivir ausente es sentir
un mundo en los pies,
otro en la cabeza.
Vivir ausente es estar en una arista
impenetrable para ellos,
y también para uno mismo
Vivir ausente no es tener un mundo paralelo,
porque desintegramos uno
y tampoco tenemos otro.
Vivir presente sólo es posible
en el punto donde se interceptan
las miradas, las sonrisas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja aquí tu reflejo