Millones de hojas danzando en el viento, dejándose caer por ti, como lágrimas de fuego, como huérfanas de ramas. Millones de hojas nacidas de millones de troncos, bañados de amor por vientres exhaustos de dolor, los mismos que arroparon la paz y la justicia bajo la tierra negra de Kenya. Siempre fue así, tu cabeza en las raíces, tus pies en el cielo, llevando la humedad al suelo y la erosión a los ojos. Para ti, la lucha y la vida fue una sola trenza, que, como artesana tejiste con paciencia hasta lograr un cinturón, uno sustentable, perpetuo; porque nunca hay vida sin lucha cuando se busca la trascendencia del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja aquí tu reflejo