Aquí está mi reflejo. Siente cómo abre una rendija por donde se escapa la luz y lanza allí, en ese flujo coloidal, palabras sin significado aparente que acarician o golpean el hipotálamo; y más tarde, cuando el sol se desliza detrás del contorno impreciso de la tierra, se desvanecen entre las sombras de los intrincados bosques dendríticos. Se escapan. Así son los espejismos.

lunes, 28 de noviembre de 2011

EN AQUEL JARDIN SECRETO



            Tus besos, allí están tus besos; ocultos entre los árboles, las rosas y el pasto verde. Siempre corro a buscarlos en este mundo lejano, íntimo, sublime, en medio de una paleta de colores danzantes, entre la delicada mezcla de trinos, zumbidos, susurros… Hoy no has llegado y se hace tarde. He traído chocolates belgas en forma de conchas marinas para compartirlos contigo mientras recorremos con los ojos, con los pasos, esta obra de trazos perfectos. Me recuesto sobre el manto verde y miro hacia arriba, contemplo esos vapores condensados que pasan ante mis ojos; me pregunto si estarás aquí antes de que se conviertan en sombras blancas. He pillado un par de pajarillos que están atareados llevando ramitas hasta el árbol cuya sombra me cobija. Bajo este árbol tomaste mi mano por primera vez. Recuerdo que temblaba, todo mi cuerpo temblaba, mis manos estaban frías y sudorosas, y tú no te decidías, no sabías qué decir, cómo decirlo. ¿Será que tú también temblabas? Cerré los ojos un instante y  al abrirlos  encontré los tuyos. La belleza circundante se hizo más bella, cuando surgió otro beso de esos que se esconden en este jardín secreto. 

2 comentarios:

  1. ¡Toma ya! con los siete sentidos: vista, olfato, gusto, oído, tacto, nostalgia y deseo.

    ResponderEliminar
  2. Qué bonito tu jardín. Lleno de sensaciones y deseos milimétricos.

    ResponderEliminar

Deja aquí tu reflejo