“Ninguna palabra puede decir tanto
como el silencio.”
Yasunari Kawabata
Ningún personaje de Marvel me había
impactado tanto como lo hizo el Groot en la película Guardianes de la Galaxia.
Es un ser muy espiritual. Su silencio y cada una de sus acciones, que además no
son muchas pero contundentes, contrastan
con el entorno oscuro y violento en el que le toca desenvolverse. Ese asombro
que Groot despierta en nosotros nos conmueve y genera contradicciones internas por
derivarse de un ser que a simple vista parece tonto, pero también nos lleva, de
manera inconsciente, hacia un ente introspectivo, meditativo. Una sabiduría más
allá de las palabras se revela en la quietud. Me hizo recordar el hecho bíblico
de que el amor excede a todo conocimiento: El amor nunca dejará de ser; pero
las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará,
(1Corintios, 13-8). Así es Groot. Nos da una imagen de protección, es
profundamente leal, humilde e inclinado a sacrificarse por los demás. Siendo el
personaje más ajeno a lo humano, resulta el más humano, siendo el más alejado
de la belleza, es el más bello.
Si
nos vamos al cristianismo, Jesús trasmitía el conocimiento a través de parábolas,
no usaba el lenguaje directo; de la misma manera lo hace el budismo Zen, trasmite
sabiduría a través de cuentos y koans, advirtiendo que los conceptos pueden
señalar el camino, pero no son el camino. Para lograr lo que ellos denominan la
iluminación meditan en silencio, abstrayéndose de las palabras, del
pensamiento superficial y entrando en contacto con la naturaleza verdadera y profunda.
A propósito de esto, Bodhidharma dice que las palabras nos separan del mundo y
que la experiencia directa nos remite a la verdadera naturaleza de la vida, de
la realidad y de nosotros mismos. En la mayoría de las religiones la oración y
el silencio ocupan un lugar prominente.
Durante toda la película lo único que se le
oye decir a este curioso personaje de Marvel es I’m Groot, y al parecer es todo lo que necesita ese ser capaz de
generar luz en medio de la más absoluta oscuridad, de obsequiar flores para
dibujar una sonrisa en el rostro de una niña, de perder la vida protegiendo a
otros… y de esa manera se multiplica y se dispersa por el mundo (es una imagen
cristiana). Su gesto y su silencio son poesía. La genialidad de sus creadores
está en haberlo hecho árbol: los árboles no hablan, y sin embargo, nos dan el
oxígeno que necesitamos para vivir, nos protegen del sol y de la lluvia, nos
dan alimento y su madera de infinitos usos. Sin lenguaje hace posible la vida.